- ¿Qué te pasa?
- Nada.
- Entonces por qué lloras.
- Porque me causan daño.
- ¿Quién?
- La gente que me rodea.
- No entiendo papi.
- Hija, a mi alrededor hay gente que me hace dar ira.
Ellos quieren que venda mi dignidad.
- Lo siento papi.
- Yo también lo siento mi amor.
Las lagrimas de Henry habían caído unas horas atrás,
mientras se cambiaba la ropa en el vestíbulo de su trabajo.
Estaba encabronado con la gente
y su mente no paraba de hablar.
“¿Seré yo el problema”
“¿Será que debo hacer una pausa y dejar de ser un rebelde con causa?”
- Papi, yo tampoco quiero entregar mi dignidad.
- Hija,
la dignidad es una de las cosas que jamás debes dejar ir de tu ser.
La dignidad es como esas estrellitas y corazones que haces en tus dibujitos.
-¡Sí!¡
¿O sea que sé dibujar la dignidad?
- La dibujas muy lindo hija.
- Papi. ¿Te gustan mis dibijos?
- Sí. Mucho.
Deberías ser pintora.
- ¿De verdad papi?-
- Sí,
estoy seguro que serías una gran pintora.
-Y ¿te gustaría que te pintara la tristeza?
- ¿Cómo lo harías?
- Te pinto los cachetes de amarillo pollito y el corazón de azul.
- ¡Jajajaja!
Bueno, píntamela.
Pero déjame pintarte una alitas.
- Pero que sean de color rosado.
- Bueno.
Pero te cuento algo...
Yo no sé pintar como tú.
- No te preocupes papi.
Yo te enseño.
- Entonces ve a tu habitación,
y trae las pinturas.
Pintaremos de colores el alma.
- ¡Yujuuu!
¡Mi papi me va a pintar unas alitas.
¡Yujuuuuuuu!
- ¡Hija! Que no se te olviden las pinturas amarillas y azules.
- ¿Quieres que te pinte la tristeza papi?
- ¡Sí!
- ¿Y tú corazón?
- También.
- Te quiero mucho papi.
- Y yo te amo hija.
Sr BM.
- Nada.
- Entonces por qué lloras.
- Porque me causan daño.
- ¿Quién?
- La gente que me rodea.
- No entiendo papi.
- Hija, a mi alrededor hay gente que me hace dar ira.
Ellos quieren que venda mi dignidad.
- Lo siento papi.
- Yo también lo siento mi amor.
Las lagrimas de Henry habían caído unas horas atrás,
mientras se cambiaba la ropa en el vestíbulo de su trabajo.
Estaba encabronado con la gente
y su mente no paraba de hablar.
“¿Seré yo el problema”
“¿Será que debo hacer una pausa y dejar de ser un rebelde con causa?”
- Papi, yo tampoco quiero entregar mi dignidad.
- Hija,
la dignidad es una de las cosas que jamás debes dejar ir de tu ser.
La dignidad es como esas estrellitas y corazones que haces en tus dibujitos.
-¡Sí!¡
¿O sea que sé dibujar la dignidad?
- La dibujas muy lindo hija.
- Papi. ¿Te gustan mis dibijos?
- Sí. Mucho.
Deberías ser pintora.
- ¿De verdad papi?-
- Sí,
estoy seguro que serías una gran pintora.
-Y ¿te gustaría que te pintara la tristeza?
- ¿Cómo lo harías?
- Te pinto los cachetes de amarillo pollito y el corazón de azul.
- ¡Jajajaja!
Bueno, píntamela.
Pero déjame pintarte una alitas.
- Pero que sean de color rosado.
- Bueno.
Pero te cuento algo...
Yo no sé pintar como tú.
- No te preocupes papi.
Yo te enseño.
- Entonces ve a tu habitación,
y trae las pinturas.
Pintaremos de colores el alma.
- ¡Yujuuu!
¡Mi papi me va a pintar unas alitas.
¡Yujuuuuuuu!
- ¡Hija! Que no se te olviden las pinturas amarillas y azules.
- ¿Quieres que te pinte la tristeza papi?
- ¡Sí!
- ¿Y tú corazón?
- También.
- Te quiero mucho papi.
- Y yo te amo hija.
Sr BM.
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