Cayendo

Dejando que se derrame el peso de los recuerdos
para dejar ir la monotonia del delirio por caminos que no den miedo.

Fumandome la vida de noche.
Cruzando la luz tenue en un tren lleno de letras.

Un viaje desnudo,
asotado por una lluvia y la locura,
que cae sobre el techo de una casa
que nadie sabe dónde es...

Voy a un bagon que está de fiesta
y pongo los pies encima de la tristeza de esta ciudad.

Por un instante entiendo que debajo de tus miedos guardas poesias llenas de polvora
para cargarlas en el infierno
y detonarlas en el cielo.
explotando entre risas que se parecen mas al silencio que a la verdad...

Dejas que te cresca la barriga y el cabello
para tocar las letras como si tocaras el piano...
Y poder darle forma a esa agonia
que de vez en cuando
se vuelve arte.

Le das sonido al olvido y al misterio,
y una imagen,
a la oscura realidad melancolica y metalica por la que sobrevives comiendo animales muertos.
Asesinasdos
o en vias d e extinción.

Mueres sin sentir la deforestción de arboles,
La explotacion mineral.
O haces tu vida tan normal como los que olvidan y aceptan ser olvidados
para refugierse el un discreto sentimiento hacia Dios.

Mientras el humo golpea mis rostro teñido en luz tenue.
intento poner mi corazón en la tierra
para morir y volever a empezar...

Lejos de las selvas que yacen muertas bajo el concreto.
Sin el sentimiento de la tecnologia apoderandose del cerebro.

Sintiendo vertigo cuando los perros me miran con un maldito ruido en su boca.
Y cuando la victoria se abraza con fervor a la alegeria.

Todo esto suena al dolor que siento en mis riñones mientras escribo con la luna y la miro.

Cuando me siento en una roca a sentir el amor sin conocer a nadie.
Sumergido en la espuma de un mar abierto azul.
con sonrisas desconocidas que valen mas que el olvido.

Luego me voy a una fiesta cabarete a escuchar el piano.

A beber.
A fumar,
y enamorarme de alguna chica que ganas de ser amada mientras todos me disparan en silencio.

Intentan grabar mi nombre en la historias.
en la oscuridad de este apestoso mundo.

Tan hipócrita como la iglesia.
Tan absurda como el hombre.

Quien desde siempre nos enseña a no tener confianza...
A venderle el alma al diablo en un baño
mientras te masturbas contra la pared
y eyaculas en tu sueños.

Saltas,
gritas,
sudas.

Limpias tus alas con lluvia
mientras nos destruidos con política.
Y con armas que nos hacen actuar
como si estuviéramos mordiéndonos en el infierno
bajo llamas de lujuria.

1 comentario:

Cucuruchando Memorias dijo...

Interesante,aguda, triste, sarcástica, podría decirte mil cosas y tal vez no desdibujaría ni un poco tu poesía...

solo puedo decir..

no hay mejor fotografia para ver la decadencia humana que mirarse al espejo...