Basura

Esta es la única forma en que puedo sacar la basura de mi alma.

Tirarla a una hoguera encendida por frases

y echar a arder todos los pensamientos que se aferran a mi corazón.


Para llorar.

Para sentir...


No lo sé.

Como tampoco sé por qué el dolor sabe a tristeza.

Ni porque escuchar a Louis Armstrong produce que escriba mis lágrimas aquí,

en silencio.


Un domingo que quedo bajo una lluvia lenta.

Cansada.

Y dolida.


Dónde una lágrima cayó

luego de escuchar tu voz por el teléfono.


Por eso,

supongo que en días como los de hoy

a pocos les interesa el amor.


Pero sé que necesitan zapatos,

autos,

nombre,

nivel,

estatus,

gloria,

sueños olvidados...


También creo que obvian

que vivimos en una obra absurda,

y que por eso,

los locos nos enfermamos de arte.


De ilusiones.

De pieles que huelen a viento y a selva.

Y fabricamos armas que disparan belleza

cuando pensamos en ella,

en silencio.


Pero hoy,

estoy tratando de calmar las ansias

en medio de esta selva urbana

llena sirenas con escamas de hierro

que con una pequeña y dulce mirada

desorganizan el bangon olvidado en el que vive Luis.


Por si no lo saben damas y caballeros.

Señoritas sexys.

Y hombres holgazanes,

resulta ser que Luis

un venezolano olvidado en la frontera.


Un hombre lleno de vacio

que cuida los carros por las noches en la oscuridad.


Al que le le dispararon dos veces en la cabeza...

Ha dejado de reír.

Y sólo desea morir con agujas y balas.

Abrazando su botella.

Cobijado bajo el crack

y la amargura de su pasado.


Quizás no te importe mucho mi dolor ni mi forma de ver el amor.

Pero en estos momentos

mientras te olvidas de mi.


Mientras descansas de tu cansancio mental semanal.

Mientras pasas mi sonrisa a otro capitulo.

Mientras mis ansias tratan de apaciguarse,

Luis se ha convertido en un muerto que va caminando por las calles de una humanidad interesada en el olvido,

y por la que no me gusta caminar.


Pero los dioses,

desde el más allá,

con las piernas cruzadas

ven a Luis con los pies descosidos por la calle.

Alimentando su silencio triste

en un desierto de piedras y sombras

Y no comprenden,

que lo único que necesita Luis.

Es amor.


Probablemente muchos mueran tratando de conseguirlo.

Ese es el caso de mi nombre:

muerto en vida

en una casa desorganizada por los sentimientos.

Vigilada por una bestia solitaria

que está herida

en el lado izquierdo del pecho.


Sr. BM.

1 comentario:

Anónimo dijo...

@.@ Pobre de luis, afortunado en su desdicha...